jueves, 30 de octubre de 2014

Halloween - Visperas de la fiesta de todos los Santos

¿Qué se celebra en la fiesta de Todos los Santos?

Sin embargo, para los creyentes es la fiesta de todos los Santos la que verdaderamente tiene relevancia y refleja la fe en el futuro para quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la veneración de quienes han sido "templos del Espíritu Santo".
Como asegura Bruno Forte, profesor de la Facultad teológica de Nápoles, al contrario de quienes no creen en la dignidad personal y desvalorizan la vida presente creyendo en futuras reencarnaciones, el cristiano tiene "una visión en las antípodas" ya que "el valor de la persona humana es absoluto". Es ajena también al dualismo heredero de Platón que separa el cuerpo y el alma. "Este dualismo y el consiguiente desprecio del cuerpo y de la sexualidad no forma parte del Nuevo Testamento para el que la persona después de la muerte sigue viviendo en tanto en cuanto es amada por Dios". Dios, añade el teólogo, "no tiene necesidad de los huesos y de un poco de polvo para hacernos resucitar. Quiero subrayar que en una época de "pensamiento débil" en la que se mantiene que todo cae siempre en la nada, es significativo afirmar la dignidad del fragmento que es cada vida humana y su destino eterno".
La fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue instituido por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que "San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal".
"Al rezar por los muertos -dice el Santo Padre-, la Iglesia contempla sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que por su Cruz nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres".
Tras subrayar la importancia de las oraciones por los difuntos, el Pontífice afirma que las "oraciones de intercesión y de súplica que la Iglesia no cesa de dirigir a Dios tienen un gran valor. El Señor siempre se conmueve por las súplicas de sus hijos, porque es Dios de vivos. La Iglesia cree que las almas del purgatorio "son ayudadas por la intercesión de los fieles, y sobre todo, por el sacrificio propiciatorio del altar", así como "por la caridad y otras obras de piedad".
En razón a ello, el Papa a los católicos "a rezar con fervor por los difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a sus pecados y escuchen la llamada del Señor".
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Halloween: ¿Por qué la calabaza, las golosinas y los disfraces?

En Hallowe'en (de All hallow's eve), literalmente la Víspera de Todos los Santos, la leyenda anglosajona dice que es fácil ver brujas y fantasmas. Los niños se disfrazan y van -con una vela introducida en una calabaza vaciada en la que se hacen incisiones para formar una calavera- de casa en casa. Cuando se abre la puerta gritan: "trick or treat" (broma o regalo) para indicar que gastarán una broma a quien no les de una especie de propina o aguinaldo en golosinas o dinero.
Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O'Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano. Como era un hombre disoluto, acabó en el infierno.
Los Disfraces
Europa sufrió durante un largo período de tiempo la plaga bubónica o "peste bubónica" (también conocida como la "muerte negra") la cual aniquiló a casi la mitad de la población. Esto creó un gran temor a la muerte y una enorme preocupación por ésta. Se multiplicaron las misas en la fiesta de los Fieles Difuntos y nacieron muchas representaciones satíricas que le recordaban a la gente su propia mortalidad.

Estas representaciones eran conocidas como la Danza de la Muerte. Dado el espíritu burlesco de los franceses, en la víspera de la fiesta de los Fieles Difuntos, se adornaban los muros de los cementerios con imágenes en las que se representaba al diablo guiando una cadena de gente: Papas, reyes, damas, caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc..., y los conducía hacia la tumba. Estas representaciones eran hechas también a base de cuadros plásticos, con gente disfrazada de personalidades famosas y en distintas etapas de la vida, incluida la muerte a la que todos debían de llegar.

De estas representaciones con disfraces, se fue estableciendo la costumbre de caracterizarse durante estas fechas.

Obsequio o Truco
La tradición del "obsequio o truco" (Trick or Treat) tiene su origen en la persecución que hicieron los protestantes en Inglaterra (1500-1700) contra los católicos. En este período, los católicos no tenían derechos legales. No podían ejercer ningún puesto público y eran acosados con multas, impuestos elevados y hasta cárcel. El celebrar misa era una ofensa capital y cientos de sacerdotes fueron martirizados.

Un incidente producto de esta persecución y de la defensa del catolicismo fue el intento de asesinar al rey protestante Jaime I utilizando pólvora de cañón. Era un levantamiento católico contra los opresores. Sin embargo el "Gunpowder Plot" fue descubierto cuando el que cuidaba la pólvora fue capturado y, tras hacerle confesar, terminó en la horca. Esto muy pronto se convirtió en una gran celebración en Inglaterra (incluso hasta nuestros días). Muchas bandas de protestantes, ocultos con máscaras, celebraban esta fecha (los primeros días de noviembre) visitando a los católicos de la localidad y exigiéndoles cerveza y comida para su celebración amenazándolos. Con el tiempo, llegó a las colonias de norteamérica esta tradición que se fue uniendo al halloween.

Podemos entonces darnos cuenta de que el halloween también conforma una combinación de tradiciones, particularmente negativas, que los inmigrantes llevaron a los Estados Unidos; tradiciones que fueron atenuándose poco a poco en Europa pero que se preservaron por la cultura anglosajona establecida en América.
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Halloween - Para saber el origen de la fiesta...

¿Qué significa Halloween?
Halloween significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.
Historia breve de Halloween
La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.
El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el "señor de la muerte", o "Samagin", a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.
Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.
Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.
El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares.
En cambio, en los países de cultura mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de "santos" como la entendía San Pablo.
Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.
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sábado, 18 de octubre de 2014

Papa Francisco a los obispos del CELAM - imperdible

ENCUENTRO CON EL COMITÉ DE COORDINACIÓN DEL CELAM
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Centro Estudios de Sumaré, Río de Janeiro
Domingo 28 de julio de 2013

1. Introducción
Agradezco al Señor esta oportunidad de poder hablar con ustedes, hermanos Obispos, responsables del CELAM en el cuatrienio 2011-2015. Hace 57 años que el CELAM sirve a las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe, colaborando solidaria y subsidiariamente para promover, impulsar y dinamizar la colegialidad episcopal y la comunión entre las Iglesias de esta Región y sus Pastores.
Como Ustedes, también yo soy testigo del fuerte impulso del Espíritu en la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y El Caribe en Aparecida, en mayo de 2007, que sigue animando los trabajos del CELAM para la anhelada renovación de las iglesias particulares. Esta renovación, en buena parte de ellas, se encuentra ya en marcha. Quisiera centrar esta conversación en el patrimonio heredado de aquel encuentro fraterno y que todos hemos bautizado como Misión Continental.

2. Características peculiares de Aparecida
Existen cuatro características que son propias de la V Conferencia. Son como cuatro columnas del desarrollo de Aparecida y que le confieren su originalidad.
1) Inicio sin documento
Medellín, Puebla y Santo Domingo comenzaron sus trabajos con un camino recorrido de preparación que culminó en una especie de Instrumentum laboris, con el cual se desarrolló la discusión, reflexión y aprobación del documento final. En cambio, Aparecida promovió la participación de las Iglesias particulares como camino de preparación que culminó en un documento de síntesis. Este documento, si bien fue referencia durante la Quinta Conferencia General, no se asumió como documento de partida. El trabajo inicial consistió en poner en común las preocupaciones de los Pastores ante el cambio de época y la necesidad de renovar la vida discipular y misionera con la que Cristo fundó la Iglesia.
2) Ambiente de oración con el Pueblo de Dios
Es importante recordar el ambiente de oración generado por el diario compartir la Eucaristía y otros momentos litúrgicos, donde siempre fuimos acompañados por el Pueblo de Dios. Por otro lado, puesto que los trabajos tenían lugar en el subsuelo del Santuario, la “música funcional” que los acompañaba fueron los cánticos y oraciones de los fieles.
3) Documento que se prolonga en compromiso, con la Misión Continental
En este contexto de oración y vivencia de fe surgió el deseo de un nuevo Pentecostés para la Iglesia y el compromiso de la Misión Continental. Aparecida no termina con un Documento sino que se prolonga en la Misión Continental.
4) La presencia de Nuestra Señora, Madre de América
Es la primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano y El Caribe que se realiza en un Santuario mariano.

3. Dimensiones de la Misión Continental
La Misión Continental se proyecta en dos dimensiones: programática y paradigmática. La misión programática, como su nombre lo indica, consiste en la realización de actos de índole misionera. La misión paradigmática, en cambio, implica poner en clave misionera la actividad habitual de las Iglesias particulares. Evidentemente aquí se da, como consecuencia, toda una dinámica de reforma de las estructuras eclesiales. El “cambio de estructuras” (de caducas a nuevas) no es fruto de un estudio de organización de la planta funcional eclesiástica, de lo cual resultaría una reorganización estática, sino que es consecuencia de la dinámica de la misión. Lo que hace caer las estructuras caducas, lo que lleva a cambiar los corazones de los cristianos, es precisamente lamisionariedad. De aquí la importancia de la misión paradigmática.
La Misión Continental, sea programática, sea paradigmática, exige generar la conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados y hombres de buena voluntad. El discípulo de Cristo no es una persona aislada en una espiritualidad intimista, sino una persona en comunidad, para darse a los demás. Misión Continental, por tanto, implica pertenencia eclesial.
Un planteo como éste, que comienza por el discipulado misionero e implica comprender la identidad del cristiano como pertenencia eclesial, pide que nos explicitemos cuáles son los desafíos vigentes de la misionariedad discipular. Señalaré solamente dos: la renovación interna de la Iglesia y el diálogo con el mundo actual.
Renovación interna de la Iglesia
Aparecida ha propuesto como necesaria la Conversión Pastoral. Esta conversión implica creer en la Buena Nueva, creer en Jesucristo portador del Reino de Dios, en su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación.
En este sentido, es necesario que, como Pastores, nos planteemos interrogantes que hacen a la marcha de las Iglesias que presidimos. Estas preguntas sirven de guía para examinar el estado de las diócesis en la asunción del espíritu de Aparecida y son preguntas que conviene nos hagamos frecuentemente como examen de conciencia.
1. ¿Procuramos que nuestro trabajo y el de nuestros Presbíteros sea más pastoral que administrativo? ¿Quién es el principal beneficiario de la labor eclesial, la Iglesia como organización o el Pueblo de Dios en su totalidad?
2. ¿Superamos la tentación de atender de manera reactiva los complejos problemas que surgen? ¿Creamos un hábito pro-activo? ¿Promovemos espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios? ¿Somos conscientes de la responsabilidad de replantear las actitudes pastorales y el funcionamiento de las estructuras eclesiales, buscando el bien de los fieles y de la sociedad?
3. En la práctica, ¿hacemos partícipes de la Misión a los fieles laicos? ¿Ofrecemos la Palabra de Dios y los Sacramentos con la clara conciencia y convicción de que el Espíritu se manifiesta en ellos?
4. ¿Es un criterio habitual el discernimiento pastoral, sirviéndonos de los Consejos Diocesanos? Estos Consejos y los Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos ¿son espacios reales para la participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral? El buen funcionamiento de los Consejos es determinante. Creo que estamos muy atrasados en esto.
5. Los Pastores, Obispos y Presbíteros, ¿tenemos conciencia y convicción de la misión de los fieles y les damos la libertad para que vayan discerniendo, conforme a su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía? ¿Los apoyamos y acompañamos, superando cualquier tentación de manipulación o sometimiento indebido? ¿Estamos siempre abiertos para dejarnos interpelar en la búsqueda del bien de la Iglesia y su Misión en el mundo?
6. Los agentes de pastoral y los fieles en general ¿se sienten parte de la Iglesia, se identifican con ella y la acercan a los bautizados distantes y alejados?
Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se lo puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en este camino, es la de la identidad católica concebida como pertenencia eclesial.
Diálogo con el mundo actual
Hace bien recordar las palabras del Concilio Vaticano II: Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (cf. GS, 1). Aquí reside el fundamento del diálogo con el mundo actual.
La respuesta a las preguntas existenciales del hombre de hoy, especialmente de las nuevas generaciones, atendiendo a su lenguaje, entraña un cambio fecundo que hay que recorrer con la ayuda del Evangelio, del Magisterio, y de la Doctrina Social de la Iglesia. Los escenarios y areópagos son de lo más variado. Por ejemplo, en una misma ciudad, existen varios imaginarios colectivos que conforman “diversas ciudades”. Si nos mantenemos solamente en los parámetros de “la cultura de siempre”, en el fondo una cultura de base rural, el resultado terminará anulando la fuerza del Espíritu Santo. Dios está en todas partes: hay que saber descubrirlo para poder anunciarlo en el idioma de esa cultura; y cada realidad, cada idioma, tiene un ritmo diverso.

4. Algunas tentaciones contra el discipulado misionero
La opción por la misionariedad del discípulo será tentada. Es importante saber por dónde va el mal espíritu para ayudarnos en el discernimiento. No se trata de salir a cazar demonios, sino simplemente de lucidez y astucia evangélica. Menciono sólo algunas actitudes que configuran una Iglesia “tentada”. Se trata de conocer ciertas propuestas actuales que pueden mimetizarse en la dinámica del discipulado misionero y detener, hasta hacer fracasar, el proceso de Conversión Pastoral.
1. La ideologización del mensaje evangélico. Es una tentación que se dio en la Iglesia desde el principio: buscar una hermenéutica de interpretación evangélica fuera del mismo mensaje del Evangelio y fuera de la Iglesia. Un ejemplo: Aparecida, en un momento, sufrió esta tentación bajo la forma de asepsia. Se utilizó, y está bien, el método de “ver, juzgar, actuar” (cf. n. 19). La tentación estaría en optar por un “ver” totalmente aséptico, un “ver” neutro, lo cual es inviable. Siempre el ver está afectado por la mirada. No existe una hermenéutica aséptica. La pregunta era, entonces: ¿con qué mirada vamos a ver la realidad? Aparecida respondió: Con mirada de discípulo. Así se entienden los números 20 al 32. Hay otras maneras de ideologización del mensaje y, actualmente, aparecen en Latinoamérica y El Caribe propuestas de esta índole. Menciono sólo algunas:
a) El reduccionismo socializante. Es la ideologización más fácil de descubrir. En algunos momentos fue muy fuerte. Se trata de una pretensión interpretativa en base a una hermenéutica según las ciencias sociales. Abarca los campos más variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista.
b) La ideologización psicológica. Se trata de una hermenéutica elitista que, en definitiva, reduce el ”encuentro con Jesucristo” y su ulterior desarrollo a una dinámica de autoconocimiento. Suele darse principalmente en cursos de espiritualidad, retiros espirituales, etc. Termina por resultar una postura inmanente autorreferencial. No sabe de trascendencia y, por tanto, de misionariedad.
c) La propuesta gnóstica. Bastante ligada a la tentación anterior. Suele darse en grupos de élites con una propuesta de espiritualidad superior, bastante desencarnada, que termina por desembarcar en posturas pastorales de “quaestiones disputatae”. Fue la primera desviación de la comunidad primitiva y reaparece, a lo largo de la historia de la Iglesia, en ediciones corregidas y renovadas. Vulgarmente se los denomina “católicos ilustrados” (por ser actualmente herederos de la Ilustración).
d) La propuesta pelagiana. Aparece fundamentalmente bajo la forma de restauracionismo. Ante los males de la Iglesia se busca una solución sólo en la disciplina, en la restauración de conductas y formas superadas que, incluso culturalmente, no tienen capacidad significativa. En América Latina suele darse en pequeños grupos, en algunas nuevas Congregaciones Religiosas, en tendencias exageradas a la “seguridad” doctrinal o disciplinaria. Fundamentalmente es estática, si bien puede prometerse una dinámica hacia adentro: involuciona. Busca “recuperar” el pasado perdido.
2. El funcionalismo. Su acción en la Iglesia es paralizante. Más que con la ruta se entusiasma con la “hoja de ruta”. La concepción funcionalista no tolera el misterio, va a la eficacia. Reduce la realidad de la Iglesia a la estructura de una ONG. Lo que vale es el resultado constatable y las estadísticas. De aquí se va a todas las modalidades empresariales de Iglesia. Constituye una suerte de “teología de la prosperidad” en lo organizativo de la pastoral.
3. El clericalismo es también una tentación muy actual en Latinoamérica. Curiosamente, en la mayoría de los casos, se trata de una complicidad pecadora: el cura clericaliza y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque en el fondo le resulta más cómodo. El fenómeno del clericalismo explica, en gran parte, la falta de adultez y de cristiana libertad en parte del laicado latinoamericano. O no crece (la mayoría), o se acurruca en cobertizos de ideologizaciones como las ya vistas, o en pertenencias parciales y limitadas. Existe en nuestras tierras una forma de libertad laical a través de experiencias de pueblo: el católico como pueblo. Aquí se ve una mayor autonomía, sana en general, y que se expresa fundamentalmente en la piedad popular. El capítulo de Aparecida sobre piedad popular describe con profundidad esta dimensión. La propuesta de los grupos bíblicos, de las comunidades eclesiales de base y de los Consejos pastorales va en la línea de superación del clericalismo y de un crecimiento de la responsabilidad laical.
Podríamos seguir describiendo algunas otras tentaciones contra el discipulado misionero, pero creo que éstas son las más importantes y de más fuerza en este momento de América Latina y El Caribe.

5. Algunas pautas eclesiológicas
1. El discipulado-misionero que Aparecida propuso a las Iglesias de América Latina y El Caribe es el camino que Dios quiere para este “hoy”. Toda proyección utópica (hacia el futuro) o restauracionista (hacia el pasado) no es del buen espíritu. Dios es real y se manifiesta en el ”hoy”. Hacia el pasado su presencia se nos da como “memoria” de la gesta de salvación sea en su pueblo sea en cada uno de nosotros; hacia el futuro se nos da como “promesa” y esperanza. En el pasado Dios estuvo y dejó su huella: la memoria nos ayuda a encontrarlo; en el futuro sólo es promesa… y no está en los mil y un “futuribles”. El “hoy” es lo más parecido a la eternidad; más aún: el ”hoy” es chispa de eternidad. En el “hoy” se juega la vida eterna.
El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un “hoy” pero “en tensión”. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión. No admite la autorreferencialidad: o se refiere a Jesucristo o se refiere al pueblo a quien se debe anunciar. Sujeto que se trasciende. Sujeto proyectado hacia el encuentro: el encuentro con el Maestro (que nos unge discípulos) y el encuentro con los hombres que esperan el anuncio.
Por eso, me gusta decir que la posición del discípulo misionero no es una posición de centro sino de periferias: vive tensionado hacia las periferias… incluso las de la eternidad en el encuentro con Jesucristo. En el anuncio evangélico, hablar de “periferias existenciales” des-centra, y habitualmente tenemos miedo a salir del centro. El discípulo-misionero es un des-centrado: el centro es Jesucristo, que convoca y envía. El discípulo es enviado a las periferias existenciales.
2. La Iglesia es institución pero cuando se erige en “centro” se funcionaliza y poco a poco se transforma en una ONG. Entonces, la Iglesia pretende tener luz propia y deja de ser ese “misterium lunae” del que nos hablaban los Santos Padres. Se vuelve cada vez más autorreferencial y se debilita su necesidad de ser misionera. De “Institución” se transforma en “Obra”. Deja de ser Esposa para terminar siendo Administradora; de Servidora se transforma en “Controladora”. Aparecida quiere una Iglesia Esposa, Madre, Servidora, facilitadora de la fe y no tanto controladora de la fe.
3. En Aparecida se dan de manera relevante dos categorías pastorales que surgen de la misma originalidad del Evangelio y también pueden servirnos de pauta para evaluar el modo como vivimos eclesialmente el discipulado misionero: la cercanía y el encuentro. Ninguna de las dos es nueva, sino que conforman la manera cómo se reveló Dios en la historia. Es el “Dios cercano” a su pueblo, cercanía que llega al máximo al encarnarse. Es el Dios que sale al encuentro de su pueblo. Existen en América Latina y El Caribe pastorales “lejanas”, pastorales disciplinarias que privilegian los principios, las conductas, los procedimientos organizativos… por supuesto sin cercanía, sin ternura, sin caricia. Se ignora la “revolución de la ternura” que provocó la encarnación del Verbo. Hay pastorales planteadas con tal dosis de distancia que son incapaces de lograr el encuentro: encuentro con Jesucristo, encuentro con los hermanos. Este tipo de pastorales a lo más pueden prometer una dimensión de proselitismo pero nunca llegan a lograr ni inserción eclesial ni pertenencia eclesial. La cercanía crea comunión y pertenencia, da lugar al encuentro. La cercanía toma forma de diálogo y crea una cultura del encuentro. Una piedra de toque para calibrar la cercanía y la capacidad de encuentro de una pastoral es la homilía. ¿Qué tal son nuestras homilías? ¿Nos acercan al ejemplo de nuestro Señor, que “hablaba como quien tiene autoridad” o son meramente preceptivas, lejanas, abstractas?
4. Quien conduce la pastoral, la Misión Continental (sea programática como paradigmática), es el Obispo. El Obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear. Además de señalar las grandes figuras del episcopado latinoamericano que todos conocemos quisiera añadir aquí algunas líneas sobre el perfil del Obispo que ya dije a los Nuncios en la reunión que tuvimos en Roma. Los Obispos han de ser Pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre; pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan “psicología de príncipes”. Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra. Hombres capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza: que haya sol y luz en los corazones. Hombres capaces de sostener con amor y paciencia los pasos de Dios en su pueblo. Y el sitio del Obispo para estar con su pueblo es triple: o delante para indicar el camino, o en medio para mantenerlo unido y neutralizar los desbandes, o detrás para evitar que alguno se quede rezagado, pero también, y fundamentalmente, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos.
No quisiera abundar en más detalles sobre la persona del Obispo, sino simplemente añadir, incluyéndome en esta afirmación, que estamos un poquito retrasados en lo que a Conversión Pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los pasos que el Señor quiere para nosotros en este “hoy” de América Latina y El Caribe. Y sería bueno comenzar por aquí.
Les agradezco la paciencia de escucharme. Perdonen el desorden de la charla y, por favor, les pido que tomemos en serio nuestra vocación de servidores del santo pueblo fiel de Dios, porque en esto se ejercita y se muestra la autoridad: en la capacidad de servicio. Muchas gracias.



Discurso del Papa Francisco al concluir Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia

Queridos: Eminencias, Beatitudes, Excelencias, hermanos y hermanas:
¡Con un corazón lleno de reconocimiento y de gratitud quiero agradecer junto a ustedes al Señor que nos ha acompañado y nos ha guiado en los días pasados, con la luz del Espíritu Santo!
Agradezco de corazón a S. E. Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, S. E. Mons. Fabio Fabene, Sub-secretario, y con ellos agradezco al Relator S. E. Card. Peter Erd? y el Secretario Especial S. E. Mons. Bruno Forte, a los tres Presidentes delegados, los escritores, los consultores, los traductores, y todos aquellos que han trabajado con verdadera fidelidad y dedicación total a la Iglesiay sin descanso: ¡gracias de corazón!
Agradezco igualmente a todos ustedes, queridos Padres Sinodales, Delegados fraternos, Auditores, Auditoras y Asesores por su participación activa y fructífera. Los llevare en mis oraciones, pidiendo al Señor los ¡recompense con la abundancia de sus dones de su gracia!
Puedo decir serenamente que –con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad– hemos vivido verdaderamente una experiencia de "sínodo", un recorrido solidario, un "camino juntos".
Y siendo “un camino" –como todo camino– hubo momentos de carrera veloz, casi de querer vencer el tiempo y alcanzar rápidamente la meta; otros momentos de fatiga, casi hasta querer decir basta; otros momentos de entusiasmo y de ardor. Momentos de profundo consuelo, escuchando el testimonio de pastores verdaderos (Cf. Jn. 10 y Cann. 375, 386, 387) que llevan en el corazón sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus fieles.
Momentos de gracia y de consuelo, escuchando los testimonios de las familias que han participado del Sínodo y han compartido con nosotros la belleza y la alegría de su vida matrimonial. Un camino donde el más fuerte se ha sentido en el deber de ayudar al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los otros, también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación, como algunas de las siguientes:
La tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que debemos todavía aprender y alcanzar. Es la tentación de los celosos, de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados "tradicionalistas" y también de los intelectualistas.
La tentación del “buenismo” destructivo, que en nombre de una misericordia engañosa venda las heridas sin primero curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las causa ni las raíces. Es la tentación de los "buenistas", de los temerosos y también de los así llamados “progresistas y liberalistas”.
La tentacion de transformar la piedra en pan para terminar el largo ayuno, pesado y doloroso (Cf. Lc 4, 1-4) y también de transformar el pan en piedra , y tirárla contra los pecadores, los débiles y los enfermos (Cf. Jn 8,7) de transformarla en “fardos insoportables” (Lc 10,27).
- La tentación de descender de la cruz para contentar a la gente, y no permanecer, para cumplir la voluntad del Padre; de ceder al espíritu mundano en vez de purificarlo e inclinarlo al Espíritu de Dios.
- La Tentación de descuidar el “depositum fidei”, considerándose no custodios, sino propietarios y patrones, o por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando ¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada!
Queridos hermanos y hermanas, las tentaciones no nos deben asustar ni desconcertar, ni mucho menos desanimar, porque ningún discípulo es más grande que su maestro; por lo tanto si Jesús fue tentado –y además llamado Belcebú (Cf. Mt 12,24)– sus discípulos no deben esperarse un trato mejor.
Personalmente me hubiera preocupado mucho y entristecido sino se hubieran dado estas tenciones y estas discusiones animadas; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba San Ignacio (EE, 6) si todos hubieran estado de acuerdo o taciturnos en una falsa y quietista paz. En cambio he visto y escuchado –con alegría y reconocimiento– discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje y parresía. Y he sentido que ha sido puesto delante de sus ojos el bien de la Iglesia, de las familias y la “suprema lex”: la “salus animarum” (Cf. Can. 1752). Y esto siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del Sacramento del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad, o sea la apertura a la vida (Cf. Cann. 1055, 1056 y Gaudium et Spes, 48).
Esta es la Iglesia, la viña del Señor, la Madre fértil y la Maestra premurosa, que no tiene miedo de remangarse las manos para derramar el óleo y el vino sobre las heridas de los hombres (Cf. Lc 10,25-37); que no mira a la humanidad desde un castillo de vidrio para juzgar y clasificar a las personas. Esta es la Iglesia Una, Santa, Católica y compuesta de pecadores, necesitados de Su misericordia. Esta es la Iglesia, la verdadera esposa de Cristo, que busca ser fiel a su Esposo y su doctrina.
Es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos (Cf. Lc 15). La Iglesia que tiene las puertas abiertas para recibir a los necesitados, los arrepentidos y ¡no sólo a los justos o aquellos que creen ser perfectos! La Iglesia que no se avergüenza del hermano caído y no finge no verlo, al contrario, se siente comprometida y obligada a levantarlo y a animarlo a retomar el camino y lo acompaña hacia el encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celeste. 
¡Esta es la Iglesia, nuestra Madre! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de aquel sentido sobre natural de la fe, que viene dado por el Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida, y esto no debe ser visto como motivo de confusión y malestar.
Tantos comentaristas han imaginado ver una Iglesia en litigio donde una parte está contra la otra, dudando hasta del Espíritu Santo, el verdadero promotor y garante de la unidad y de la armonía en la Iglesia.
El Espíritu Santo que a lo largo de la historia ha conducido siempre la barca, a través de sus Ministros, también cuando el mar era contrario y agitado y los Ministros infieles y pecadores.
Y, como he osado decirles al inicio, era necesario vivir todo esto con tranquilidad y paz interior también, porque el sínodo se desarrolla cum Petro et sub Petro, y la presencia del Papa es garantía para todos.
Por lo tanto, la tarea del Papa es aquella de garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella de recordar a los fieles su deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo; es aquella de recordar a los pastores que su primer deber es nutrir la grey que el Señor les ha confiado y de salir a buscar –con paternidad y misericordia y sin falsos miedos– la oveja perdida.
Su tarea es la de recordar a todos que la autoridad en la Iglesia es servicio (Cf. Mc 9,33-35) como ha explicado con claridad el Papa Benedicto XVI con palabras que cito textualmente: “la Iglesia esta llamada y se empeña en ejercitar este tipo de autoridad que es servicio, y la ejercita no a título propio, sino en el nombre de Jesucristo… a través de los Pastores de la Iglesia, de hecho, Cristo apacienta a su grey: es Él que la guía, la protege, la corrige porque la ama profundamente. Pero el Señor Jesús, Pastor supremo de nuestras almas, ha querido que el Colegio Apostólico, hoy los Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro … participaran en este misión suya de cuidar al pueblo de Dios, de ser educadores de la fe, orientando, animando y sosteniendo a la comunidad cristiana, o como dice el Concilio,“cuidando sobre todo que cada uno de los fieles sean guiados en el Espíritu santo a vivir según el Evangelio su propia vocacióna practicar una caridad sincera y operosa y a ejercitar aquella libertad con la que Cristo nos ha librado” (Presbyterorum Ordinis, 6)… Y a través de nosotros – continua el Papa Benedicto – es que el Señor llega a las almas, las instruyen las custodia, las guía. San Agustín en su Comentario al Evangelio de San Juan dice: “Sea por lo tanto un empeño de amor apacentar la grey del Señor” (123,5); esta es la suprema norma de conducta de los ministros de Dios, un amor incondicional, como aquel del buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos, atento a los cercanos y premuroso con los lejanos (Cf. S. Agustín, Discurso 340, 1; Discurso 46,15), delicado con los más débiles, los pequeños, los simples, los pecadores, para manifestar la infinita misericordia de Dios con las confortantes de la esperanza(Cf. Id., Carta 95,1)” (Benedicto XVI Audiencia General, miércoles, 26 de mayo de 2010).
Por lo tanto la Iglesia es de Cristo –es su esposa– y todos los Obispos en comunión con el Sucesor de Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no como patrones sino como servidores. El Papa en este contexto no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor – “Il servus servorum Dei”; el garante de la obediencia , de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo arbitrio personal, siendo también – por voluntad de Cristo mismo – “el Pastor y Doctor supremo de todos los fieles” (Can. 749) y gozando “de la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la iglesia” (Cf. Cann. 331-334).
Queridos hermanos y hermanas, ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias, un año para trabajar sobre la “Relatio Synodi” que es el resumen fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores.
¡El Señor nos acompañe y nos guie en este recorrido para gloria de Su nombre con la intercesión de la Virgen María y de San José! ¡Y por favor no se olviden de rezar por mí!.

jueves, 9 de octubre de 2014

El desafío de la exclusión y el consumo de drogas…

Buenos Aires, 1 de Septiembre de 2014
“En nuestras obras nuestro pueblo sabe que comprendemos su dolor.”
(San Alberto Hurtado)


Sra. Presidenta de la Nación
Dra. Cristina Fernández de Kirchner.

Tenemos el gusto de dirigirnos a Usted mediante esta carta, para agradecerle en primer lugar la ayuda, que de distintos modos presta el Gobierno Nacional a nuestro trabajo pastoral en los barrios en que vivimos. En particular le agradecemos hoy la firma a través de CARITAS Argentina de este convenio con la SEDRONAR. El mismo potenciará el trabajo que venimos haciendo en los centros barriales y comunitarios de nuestras Parroquias.
Aprovechamos la oportunidad que nos brinda esta audiencia, para acercarle nuestra mirada acerca de la despenalización de la tenencia para el uso personal de drogas. Para nosotros no es solo un problema de droga. Este flagelo pone de manifiesto el núcleo duro de la pobreza y la exclusión en nuestro querido país. Seguir haciéndole frente a la exclusión es el cauce principal del cual no hay que apartarse, se trata entonces de ajustar y de crear nuevas estrategias de intervención. En ese cauce se inscribe nuestro trabajo y de él son deudoras estas reflexiones que le compartimos. En un espíritu constructivo y de aportar al bien común de la Nación se las acercamos.
Que la Virgen de Luján, la Madre del Pueblo, la cuide y la acompañe siempre.
  
- Lorenzo de Vedia, Carlos Olivero y Juan Isasmendi de la Villa 21-24 y N.H.T. Zabaleta.
- Guillermo Torre, Martín Carrozza y Eduardo Drabble de la Villa 31.
- Gustavo Carrara, Hernán Morelli y Nicolás Angellotti de la Villa 1-11-14.
- Pedro Baya Casal y Gastón Colombres de la Villa 3 y el Barrio Carrillo.
- Franco Punturo y Sebastián Risso de la Villa 20
- Sebastián Sury y Damian Reynoso de la Villa 15
- José María Di Paola de las Villas Carcova, 13 de Julio, Independencia y Curita.
- Basilicio Brites de las Villas Palito, Puerta de Hierro, 17 de Marzo y San Petersburgo.
- Jorge García Cuerva de la Villa la Cava.
- Juan Manuel Ortiz de Rozas del Barrio el Talar.



El desafío de la exclusión y el consumo de drogas…

1.      Estas reflexiones sobre la despenalización no pretenden ocupar el lugar que tiene la palabra de la Conferencia Episcopal Argentina sobre este tema. Ahora bien, como compartimos la vida en las Villas de la Ciudad y en algunas del Gran Buenos Aires, tenemos un recorrido hecho en el trabajo de prevención de adicciones, y del mismo modo acompañamos diariamente a personas en situación de sufrimiento social a causa de las drogas, y ante reiteradas consultas, nos parece conveniente hacer un aporte a la discusión del tema. Lo hacemos con espíritu de aportar al diálogo, ofreciendo el propio pensamiento y buscando integrar el pensamiento diferente.
2.      Dialogar es buscar espacios de encuentro. Dialogar es comprender la búsqueda del otro. Por eso comenzamos preguntándonos que mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia para el consumo personal: “si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido?” Es en este “porqué” en donde puede darse el encuentro. Aunque la conclusión a la que se ha llegado pueda ser verdadera o errónea, este “porqué” creemos que es auténtico. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema al ámbito de la salud.
3.      A nosotros como sacerdotes, el Evangelio de Jesús nos invita a dirigirnos a las periferias geográficas y existenciales, y a permanecer allí, con una presencia que ayude a cuidar la fragilidad. Se nos invita a entrar en comunión con los más pobres, y desde los pobres llegar a todos. Es así que en las Villas, nos toca en este tiempo acompañar especialmente a chicas y chicos consumidores de paco y otras sustancias. Éstos, obviamente, la mayoría de las veces, no pueden hacer oír su voz. Desde este lugar hacemos nuestro aporte. Por otra parte este camino que va desde los pobres a todos, nos parece un programa más que valido a la hora de trazar políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar.
4.      Como expresábamos en alguna oportunidad, para nosotros este no es sólo un tema de drogas, el paco ha hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto. Nos encontramos con chicos y chicas con derechos básicos vulnerados. Muchos NN, sin estudios primarios, con problemas serios de salud –tuberculosis, VIH, etc.-, sin posibilidad de trabajo, viviendo en la calle. Pero si miramos más en profundidad descubrimos una situación de orfandad de amor, de ruptura o inexistencia de vínculos. Esta es una forma de pobreza que no se puede registrar en términos de ingreso mínimo por persona. Pero existe, es real.
5.      A veces alguno puede pensar que son pocos los jóvenes con consumos realmente problemáticos, que les hipotecan la vida. Dudamos realmente que sea un grupo pequeño, es más, creemos más bien que se trata de chicos pobres de las villas y barriadas de la Ciudad y del Gran Buenos Aires. ¡La exclusión favorece la adicción y causa estragos! Creemos que desestimar los porcentajes de adictos, por ejemplo al paco, es temerario, ya que la marginalidad es el mejor caldo de cultivo para los consumos problemáticos. Por otro lado nunca hay que olvidar que detrás de las estadísticas hay rostros concretos e historias muy dolorosas. Duelen hoy, no simplemente cuanto los números los registran y aumentan.
6.      La población de las Villas es joven. El eje central de la prevención tiene que pasar por la inclusión social y para ello se requiere una presencia inteligente del Estado. Al mismo Estado le cuesta hacer pie en nuestros barrios. Es que muchas veces se choca con el problema de la no tenencia de las tierras y la consiguiente no propiedad de las viviendas, por parte de los vecinos y vecinas. Siempre está latente el prejuicio: “no es su tierra, no pagan todos los impuestos, ni todos los servicios, por eso no son ciudadanos”. Pareciera que esto hace que se caigan de hecho, otros derechos humanos. Y obviamente todo esto es muy funcional al narcotráfico organizado.
7.      Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas. El sistema educativo tiene muchas debilidades. Vemos una importante cantidad de chicos que dejan la escuela primaria, mucho más la secundaria. ¿No estamos dejando su educación en manos de los grupos que cantan su apología a la droga y al delito? La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso ‘recreativo’ y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aun. Por eso desde nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño.
8.      A veces se da una distancia grande entre algunas leyes que buscan garantizar derechos y la realidad que intentan legislar. Entendemos que de ningún modo se puede criminalizar al usuario de drogas. Sin embargo, pensamos que mientras se busca proteger los derechos de algunos, en la práctica se desprotegen más los derechos de otros. Conocemos infinidad de casos de gente que no lleva drogas ilegales en el bolsillo por temor a ser demorados por la policía. ¿Esta habilitación para llevar drogas, no colabora con la naturalización del consumo? ¿No acerca la realidad del resto de la sociedad a la de nuestras villas donde la despenalización de la tenencia esta dada de hecho? Antes de plantear una ley así: ¿no sería mejor que para ese momento hayamos concientizado a la sociedad que no está bueno, ni es saludable consumir drogas? ¿que hayamos tejido una red asistencial? ¿No es una renuncia y un descompromiso la despenalización así de este modo, sin mirar la totalidad del problema? Creemos que antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados. Por ejemplo a nivel de todo el territorio nacional ¿no habría que esperar a que los CePLAs –Centros Preventivos Locales de las Adiciones- y los CETs –Casas Educativas Terapéuticas-, funcionen adecuadamente? ¿Y si funcionan, alcanza con 150 CePLAs y 60 CETs? ¿No habría que hacer 1.500 CePLAs y 500 CETs antes de plantear una ley sobre despenalización? Para nosotros poblar más el territorio de dispositivos adecuados sería un modo concreto de dar más libertad a nuestros niños/as, adolescentes y jóvenes, de darles más capacidad para elegir lo bueno para su vida.
9.      Al visitar los penales nos damos cuenta que quienes asocian la droga con el delito, fácilmente discriminan y estigmatizan a los usuarios de drogas, cerrándoles las puertas y haciéndoles mucho más difícil el camino de la inclusión social. No obstante, sabemos que los penales están llenos de personas que tienen problemas con la droga. ¿No habría que pensar este tema antes de despenalizar la tenencia? No les damos oportunidades, naturalizamos el consumo, pero si el consumo se les volvió problemático y los llevó por el camino del delito les caemos con todo el peso de la ley. ¿No es poner toda la responsabilidad en la persona -que no tiene oportunidades: hospital, trabajo, educación, etc.- sin hacerse cargo desde el Estado? Hay tantos chicos y chicas que casi no tuvieron oportunidades, y a quienes el consumo se les hizo demasiado problemático. ¿Descriminalizar a los usuarios, no es también darles oportunidades a tiempo? ¿No habría que hacer eso antes de despenalizar la tenencia? ¿No habría también que revisar el código penal y las prácticas judiciales antes?
10.  Recordando una imagen que ya utilizamos, podríamos decir que la discusión sobre la despenalización corresponde a los últimos capítulos del libro y no a los primeros. Nos dicen que ahora hay que despenalizar, y nosotros nos preguntamos quién arma la agenda de prioridades. Porque si uno pregunta en los barrios, lo urgente es la creación de dispositivos preventivos y asistenciales. Las preocupaciones de la mayoría de la gente de nuestros barrios son: “¿qué hago con mi hijo que se me está yendo de las manos?”, “¿cómo hago, porque se puso rebelde y ya no quiere ir al colegio?”, “¿Quien le puede hablar, está todo el día en la esquina con mala junta y tengo miedo que me lo traigan en un cajón?”, “¿como hacemos con la bandita de la esquina, que le roban a la gente que se está yendo a trabajar?”, “¿cómo hago con mi marido que no puede parar de tomar, y encima se pone violento?”, “mi mujer se va al bingo y se pasa todo el día, estoy preocupado” y tantas otras. La agenda política debe responder a las necesidades de la gente.
11.  Frente a este tipo de situaciones tenemos que responder cada uno desde el lugar que nos toca, con una presencia que acompañe, con una historia de bien que se una a toda historia de sufrimiento para abrir en ella un resquicio de luz. Ahora bien, en una sociedad donde muchas veces los excluidos no son ‘explotados’, sino desechos ‘sobrantes’, nosotros tenemos la experiencia bíblica de que: “La piedra que los constructores rechazaron ahora ha llegado a ser la piedra angular.” (Mt. 21, 42). Con alegría podemos decir que muchos de los chicos y chicas que acompañamos, se han puesto de pie y hoy son los verdaderos protagonistas del camino de inclusión, que empiezan a transitar otros chicos y chicas, que están en la situación que ellos estaban. Son ellos los que ahora tienden la mano, siendo portadores de esperanza.
12.  Mirando a los niños y jóvenes de nuestros barrios apostamos a la esperanza, y nos comprometemos a seguir trabajando por la inclusión social, de lo contrario se pierde mucho. Se pierden, ante todo, a las personas que no pueden con su vida. Se pierden hombres y mujeres, que por falta de igualdad de posibilidades se quedan a mitad de camino; y así se desvanecen sueños, proyectos, talentos, valores, dones, ideales y horizontes, tan necesarios para construir una sociedad más justa, solidaria y verdadera. Se pierden insospechables riquezas personales, como intelectos lúcidos, manos hábiles y virtuosas para el trabajo, el arte y la ciencia, para hacer más promisorio y posible el futuro en la Argentina. Perdemos corazones buenos y nobles, que aportarían dando seriedad a las cosas, respeto al semejante y pasión para construir una patria de hermanos. En fin, con los jóvenes que se quedan atrapados por las redes de las drogas, perdemos todos, porque “la humanidad es una”, decía Bartolomé De Las Casas.

Pedimos a la Virgen de Luján, Madre del Pueblo, que cuide y proteja a sus hijos que padecen el flagelo de la droga, de fuerzas a sus familias y luz a nuestra sociedad para generar vínculos de projimidad y solidaridad.

Buenos Aires, 1 de Septiembre de 2014.

- Lorenzo de Vedia, Carlos Olivero y Juan Isasmendi de la Villa 21-24 y N.H.T. Zabaleta.
- Guillermo Torre, Martín Carrozza y Eduardo Drabble de la Villa 31.
- Gustavo Carrara, Hernán Morelli y Nicolás Angellotti de la Villa 1-11-14.
- Pedro Baya Casal y Gastón Colombres de la Villa 3 y el Barrio Carrillo.
- Franco Punturo y Sebastián Risso de la Villa 20
- Sebastián Sury y Damian Reynoso de la Villa 15
- José María Di Paola de las Villas Carcova, 13 de Julio, Independencia y Curita.
- Basilicio Brites de las Villas Palito, Puerta de Hierro, 17 de Marzo y San Petersburgo.
- Jorge García Cuerva de la Villa la Cava.
- Juan Manuel Ortiz de Rozas del Barrio el Talar.


sábado, 4 de octubre de 2014

Y se viene la peregrinación número 40

Estamos a pocas horas de comenzar la peregrinación 40, aunque ya muchos empezaron a hacerlo.

Muchos caminan, otros acompañan,  un tanto más rezan desde su casa o trabajo, lo cierto es que el corazón se "encamina" a la casa d e la Madre.

Algunos a los que les cuesta entender un poco de que se trata dice: llueve, se suspende?

¿Quién cuando llueve deja de visitar a su mamá?

La peregrinación es como la vida en chiquito: vamos de camino al encuentro con Dios, y los santuarios son un poco de cielo en la tierra.

Cientos de miles caminan, cantan, sufren, caen y se levantan; lluvia, sol que golpea la cara, frío de la noche, rocio de la madrugada: así es la existencia de todo hombre que peregrina la vida... ¿y vamos a dejar que las cosas si interpongan?

El peregrino no va solo por él.  Lleva en su corazón todo lo de los suyos. Lleva los deseos, anhelos, dolores, gratitudes, pedido de cientos que quisieran estar y no pueden. Le prestan sus pies para que muchos vayan "caminando" la distancia junto a ellos.

Llegar cansado a la casa de la Madre, como cuando llegamos a casa después de trabajar, sabiendo que nos esperan los ojos tiernos de María, el manto que cobija, el corazón que entiende y sostiene.

Hacia tu casa en Lujan peregrina el Pueblo de Dios para encontrarse con vos y tu Hijo amado, Jesús el Señor!

viernes, 3 de octubre de 2014

Luján: Camino, Visita, Encuentro, Regreso

Comparto con ustedes un texto del Cardenal Bergoglio... 

Una cosa que quiero decirles y que quizá pueda servirles y que es el carácter explosivo de las cosas de Dios. Esta reunión es un puchito para que se vayan encontrando hasta desembocar con los miles y miles que van caminando Luján.
Las cosas de Dios son levadura, son mucha gracia. Cada uno de los que están aquí ponen su experiencia, su deseo, su organización, su trabajo, sus grupos y estos se van multiplicando de manera muy misteriosa.
Se da una convocatoria que trasciende la mera organización en equipo, eso es constatado en todos los ámbitos. El equipo organiza, prepara todo, pero la convocatoria esta más allá. Quien convoca no nos pertenece. Nosotros somos parte de los convocados. Esto es claro, es importante, hay un peregrinar. Y un peregrinar que se multiplica. Un peregrinar que pone primero el camino. Si uno peregrina, camina. Como el que camina la vida. Dios quiso que su pueblo caminara. Dios no hizo la cosa, “ bueno, ya está, pum!“ y se hizo . La fe se fue gestando en un largo camino. En lo personal también, cada uno de nosotros tiene sus hitos irreversibles, en la vida de ustedes, que los fueron marcando, los fueron sellando.
Es el caminar que Dios quiere para su pueblo, con los momentos importantes del camino
Peregrinar supone tener conciencia que la fe se da en un camino Cuando uno deja de caminar, como que la fe queda clausurada, encapsulada.
Pero pensemos en el día de Luján en la fe del pueblo de Dios que está caminando. Pero significa, no solo como signo, sino como hecho real. Son momentos privilegiados de ese pueblo de Dios que camina
Y también, peregrinar, significa Visita. Caminamos hacia, para visitar, para ver a alguien. Pero la peregrinación culmina con un encuentro con la. Madre, en el descanso, nos vamos a encontrar con Ella, nos esta esperando, la vamos visitar.
En esencia el tercer rasgo de peregrinar supone encuentro También la visita es un encuentro. Encontrarse con otros, es como nos encontramos en el camino, como pueblo caminando, unos con otros.
Pero no se trata solamente que yo me voy a encontrar, porque quizá lo principal es que yo me tengo que dejar encontrar.
Cuando voy en peregrinación, cuando voy caminando para visitar, mi corazón tiene que estar dispuesto para la sorpresa y sino la peregrinación puede ser una huida. Una huida de lo específico Dios: la sorpresa. Ese Dios que viene de manera sorprendente cuando me haga más falta. Pensemos por ejemplo la escena de los discípulos de Emaus, ellos caminaban para visitar, pero estaban huyendo de Dios, estaban huyendo del misterio. No tenían la más mínima intención de dejarse encontrar.
Ahora, este dejarse encontrar, tiene un peso en algo que salió recién, lo diría así: cuando yo voy con mi Parroquia, con mi grupo, con la gente que conozco, me dejo encontrar por la gente que va sola? Me integro con ella? Me integro a su caminar solo? Es apertura de los límites meramente parroquiales, de los movimientos, grupales de la gente que se conoce.
Si no corremos el riesgo de abrirnos al camino, pero cerrados en nosotros mismos. De ir a encontrar a la Virgen pero no dejarnos encontrar con Ella. De encontrar al Pueblo de Dios, ahí porque lo estamos viendo, pero no dejarnos encontrar con el Santo Pueblo fiel de Dios, que tiene algo que decir. Y mucha gente va convocada por la Virgen. Una de las noches en que yo estuve confesando en Luján, noche de la peregrinación, le preguntaba a la gente con quien había venido, a la gente que se confesaba. Y calculo que alrededor del treinta por ciento me dijo vine solo. Eso es lo que constate ahí, no se que valor general tenga. Hay un buen porcentaje que va convocado, si hay quien convoca, convoca la Virgen.
Entonces es importante en el encuentro, donde supone peregrinar, es dejarme encontrar por la sorpresa de Dios en el camino, - que es mi hermano que va solo, que es mi hermano del grupo de otra parroquia, que es mi hermano a quien yo no conozco y yo me dejo integrar a él y lo integro a mi grupo. Eso es comunicación del pueblo, eso es auténtica solidaridad, caminar en conjunto con un vecino común de salvación. Entonces, como resumiendo, peregrinar supone caminar pero en compañía del pueblo de Dios, supone visitar a alguien, supone encontrarme con alguien y dejarme encontrar. Corazón abierto para dejarme encontrar.
El cristiano que no aprende a dejarse encontrar por Jesucristo, con su Santísima Madre, con la Virgen y a dejarse encontrar con el hermano, le falta cinco para el peso, no termina de ser cristiano.
Es como esa parte del Evangelio en que Dios viene y a uno le cambia a la vida. Cuando San Mateo estaba ahí cambiando monedas y cobrando impuestos en la entrada del pueblo, el no lo encontró a Jesús, él se dejó encontrar por Jesús. Entonces ustedes déjense encontrar por toda la gente que no conocen en el camino, entonces se van a sentir mas pueblo de Dios. Menos yo y más nosotros.
Después está el hecho del camino. En el camino hay dos cosas que hay que tener en cuenta: No se camina mirando al suelo, se camina mirando lo que pasa, mirando la realidad, es un símbolo. En el camino tenemos que ir con las cosas que están pasando, por mi corazón, por mi vida, por mi barrio, por mi parroquia, por mi patria, por mi pueblo. El cristiano es siempre el dialogo con la realidad, no es un caminar puramente ascético, así, descarnado... Y es por eso que en el camino entran las preocupaciones, entran los problemas. Que tienen curiosamente su símbolo más cercano en las limitaciones fisicazo de cansancio, o de depre, que le va agarrando a uno cuando ya se hace pesado el camino. Con realidades cercanas que nos tienen que representar a. esas realidades de impotencia, de cansancio, de sufrimiento de nuestro pueblo.
Y a la vez las realidades de alegría, de la frescura que es la gratuidad de Dios. Que a partir de las cosas que vamos viendo allí, que ustedes mencionaron: la realidad de cómo hay que acercarse, si hay que acercarse, por los robos y el alcohol. 0 sea, que de alguna manera, eso coyuntural que no tendría que pasar, parecería, y pasa, no es más que un aspecto de una realidad de nuestro pueblo de Dios, que somos pecadores. La realidad del pecado que tenemos que acompañar, la realidad de la rapiña, la realidad del vicio fácil y cercano.
Se camina en medio de las realidades, nunca ensimismado, sino no es camino cristiano. Y qué es lo que me tira caminar en medio de las realidades?, es la esperanza, o sea siempre se camina en esperanza. Es curioso, en el camino nadie empuja, sino que alguien atrae Acuérdense de la imagen de la esperanza en los primeros cristianos, la esperanza ellos la dibujaban como un ancla. El ancla. Cuando uno está en medio del río, la tira a la orilla, se clava y entonces con la soga vamos acercando la canoa. La esperanza la tenemos clavada mas allá y nosotros tenemos que tener la soga bien agarrada e ir tirando. No vemos quizá. la otra orilla, no la pisamos, pero tenemos la soga y nuestro corazón anclado en la esperanza.
En el camino, uno a Luján lo tiene ya anclado en la esperanza y esto es un signo de lo que es el caminar cristiano. El corazón anclado en lo que está más allá, sin negar lo que está más acá, o sea asumiendo todo esto que acabo de decir: la realidad del pueblo, que es uno mismo. Y nadie puede separarse de su pueblo, uno es en la medida que pertenece a un pueblo, sino no es. El cristianismo de probeta no existe todavía y cuando empiece a ser de probeta deja de ser cristiano.
Y en ese caminar las personas se unen, uno tiene la experiencia de que hay una unidad siempre que nos trasciende: a la pequeña unidad familiar, social Que la unidad misteriosa en la cual estamos reunidos por el Bautismo en Jesucristo, es mucho más grande y ahí debemos estar.
Finalmente hoy tenia ganas de tocar un puntito “el regreso", la capacidad de regresar de la peregrinación. Uno peregrina y después tiene que empezar a actuar eso que es fruto del hombre y la mujer maduros: la capacidad de regresar, de alguna manera, el camino andado, para reconciliarse con las realidades de cada día, para reconciliarse con el pueblo que encontró en el camino y con el cual se dejo encontrar. Para reconciliarse con el pueblo al que pertenece, para reconciliarse con los dolores de ese pueblo, para reconciliarse con las dificultades y las alegrías, para reconciliarse con lo que dejo el pecado, lo cual se da en Jesucristo.
Es propio de la madurez de hombres y mujeres, la capacidad de regresarse. En toda peregrinación, de alguna manera surge como un regreso de la peregrinación. Tenemos momentos en la peregrinación, donde el físico se cansa., hasta parece que uno se deprime: es el regreso.
El regreso a lo habitual, pero con una comprensión nueva de todo lo que hemos vivido hasta antes de la peregrinación Y de ahí seguir caminando sin tener controlado el camino, el camino nunca se controla, el camino nos controla a nosotros. Estas cosas nos pueden servir para ir haciendo el camino a Lujan.

Monseñor Jorge Mario Bergoglio,
Arzobispo de Buenos Aires